"To defend the truth, to articulate it with humility and conviction, and to bear witness to it in life are therefore exacting and indispensable forms of charity."

H. H. Benedict XVI. Caritas in Veritate Encyclical. June 29, 2009

Friday, August 20, 2010

God as non-planned (spontaneous) order

The invisible hand is God's hand.

So, quoting Mises: "Fort the agnostic, atheistic, and antitheistic historians and economists there is no need to refer to Smith's and Bastiat's invisible hand." Theory and History, page 169.

4 comments:

alguear7@gmail.com said...
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alguear7@gmail.com said...

Sé que en este espacio ha utilizado, más que todo, máximas para expresarse. Precisamente por esto, debo interpretar bastante de lo que intenta afirmar. Ya se ha dicho con anterioridad, por parte de algunas teorías filosóficas teológicas, que el orden o funcionamiento del mundo prueba una entidad divina. Así, por ejemplo, la determinación legal-nomotéticamente ordenada del acaecimiento de todos los fenómenos del cosmos, demuestra la presencia de una ente divino. Esta versión, según la cual el ‘orden espontaneo’ o –metafóricamente- mano invisible, esto es la dinámica económica, brinda prueba de Dios, parece ser apenas una especificación de aquellas otras versiones.
Si acierto al menos en algo en esta interpretación, me surgen dos preguntas:
(i) En primer lugar, si esto es una prueba, cuál es específicamente la relación que existe entre la entidad divina y el orden económico, para considerar que este prueba a aquel.
(ii) En segundo lugar, suponiendo que en efecto la dinámica económica prueba a una entidad divina, qué hemos probado (quiero decir: ¿un ente con cuáles características divinas hemos probado?).
Creo que la respuesta a ambos interrogantes puede ayudar en la profundización de sus pesquisas económico-teológicas.
Saludos.

alguear7@gmail.com said...
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Adrián said...

Estimado Alejandro,
Gracias por comentar el post.
Primero, yo no intento probar la existencia Dios. Me parece que la idea “Dios existe” solo le llega a uno por revelación. Como creyente, sencillamente parto de tal idea como último dado, por tanto indemostrable. Dado que para mí Dios existe, la pregunta relevante es “Qué es Dios”.
Segundo, a través del estudio de la economía logro apreciar la armonía (orden) subyacente en el mercado.
Tercero, tomo en cuenta la identificación cristiana entre “logos” y “Dios”: “θεὸς ἦν ὁ λόγος” (véase San Juan 1:1).
Con base en todo ello, me parece natural interpretar el orden del mercado como una manifestación de Dios. Esta interpretación no busca demostrar a, por ejemplo, un no creyente, la existencia de Dios. Más bien, quiero ofrecer la apreciación estética, es decir absolutamente subjetiva y pasional, de un creyente, de alguien que no pide pruebas sobre la existencia de Dios, pero que se regocija en sentir Su presencia en un fenómeno económico.